martes, 9 de abril de 2013


PATRIMONIO ABALUARTADO MALTRATADO: EL CASO DE ARRONCHES

Moisés Cayetano Rosado

Arronches, en el Alto Alentejo, es una población que ofrece magníficas panorámicas al viajero. Conforme vamos acercándonos se concretan en un conjunto armonioso de torres, caserío y ese abrazo semicircular del río Caia, que le permite unas vegas fértiles, llenas de verdor.
Sobrecoge su Iglesia Matriz, del siglo XVI, de un gótico tardío y renacimiento inicial muy bien preservados. ¡Lástima que de su castillo medieval, conformado tras anteriores actuaciones por D. Dinis en 1310, nos resten solamente las ruinas de una de sus torres!
Pero lo que me llama especialmente la atención es el tratamiento para con su recinto abaluartado, que debió ser magnífico. Ya Nicolau de Langres realizó un proyecto extraordinario a mediados del siglo XVII, y tenemos un plano de Nicolas de Fer, de 1705, que nos muestra su importancia: cinco baluartes y un gran reducto que protege la fortificación medieval, más un extenso atrincheramiento al este (paralelo a la actual carretera Campo Maior-Portalegre; el oeste queda salvaguardado por la depresión excavada por el Caia.


Arronches fue punto clave en las distintas guerras peninsulares, y así en julio de 1661 -durante la Guerra de Restauração- sufrió la invasión de D. Juan de Austria, que en los tres años de ocupación reforzó la fortificación medieval, si bien la explosión de su polvorín en 1663 la dañó considerablemente.
El 17 de junio de 1712 -con motivo de la Guerra de Sucesión a la Corona de España- fue cercada por los castellanos, pero los portugueses consiguieron vencerlos. Poco después, a causa del terremoto de 1755, los daños van a ser cuantiosos para la población, y para sus defensas remodeladas.
El 29 de mayo de  1801, la invasión española a cargo de Godoy destroza las defensas que con las guerras anteriores y los fenómenos naturales adversos estaban ya bastante maltratadas.
Pero será el sostenido tiempo de paz que seguirá a estas luchas, a lo largo de los siglos XIX y XX, quien actúe con voracidad sobre la fortificación, absorbiéndola, colmatándola, reaprovechando sus estructuras e incluso utilizando sus materiales para otras construcciones de la más diversa índole.
Y así, hoy en día, excepto el trozo comprendido entre el baluarte que alberga la Plaza de Toros, la cortina que sube hacia el norte y el siguiente baluarte -expeditos en su exterior, ajardinado el conjunto y abierto al uso público-, el resto ha quedado “hurtado” a la colectividad.
Hemos perdido las rondas interiores de la fortificación, ocupadas fundamentalmente por el caserío, que se aprovecha de las murallas para asentar sus traseras o patios en ellas: solo en el espacio anteriormente nombrado es “paseable”, al recorrerlo un vial compatible para vehículos y peatones. En muchos tramos, incluso se alzan las construcciones por encima, sirviéndoles de cimentación para elevar una y dos alturas. En algún caso, la garita de vigilancia parece una chimenea adosada a una vivienda que se superpone en la esquina del baluarte.

En cuanto a los exteriores, los fosos han sido ocupados por caserío que se sirve del amurallamiento como pared de fondo: se salva el tramo anteriormente nombrado y algún otro en la cara norte, donde hay diversas construcciones industriales y de servicios en semiabandono. El “estrangulamiento” interior, exterior y por encima de las murallas es lo predominante, siendo imposible contemplar buena parte del conjunto, que al mismo tiempo presenta grandes mutilaciones, especialmente irreversibles en la zona inmediata anterior al baluarte donde se ubica la Plaza de Toros.


No faltan las recurrentes aberturas en la muralla -como hachazos- para pasos peatonales o roturas para viales.

Un ejemplo más de maltrato al patrimonio fortificado (ver http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2013/03/la-destrucciondel-patrimonio-historico.html), aunque el esfuerzo por conservar, resaltar y dignificar lo que se mantiene, es notorio. ¡Ojalá que el empeño continúe y se consiga poner en valor los tramos que aún pueden rescatarse y restaurarse, empezando por eliminar edificaciones ruinosas adosadas al exterior, infraviviendas, cercados sin uso que ocultan baluartes, cortinas, fosos… y arbolado que obstaculiza la visión de los tramos expeditos!

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