lunes, 27 de octubre de 2014

EL “CHOCOLATE DEL LORO” DE MIGUEL BLESA… Y LOS OTROS
Moisés Cayetano Rosado
En sus declaraciones por el uso de las “tarjetas opacas”, el ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, afirma ante el juez que ni se le ocurrió pensar lo referente a la tributación de su “remuneración en especie”, pues no le dio importancia a lo que suponía no más allá del 2% de sus emolumentos totales.
En efecto, el señor Blesa cobró de sueldo en 7 años unos 20 millones de euros y “solo” gastó con su tarjeta de libre disposición 436.700 euros.
Es algo en lo que desde que se destapó este escándalo siempre he pensado: estamos hablando del “chocolate del loro”, aunque eso sí, ocultando ladinamente al fisco el contenido. Estos directivos de Caja Madrid (como tantos directivos de Cajas, Bancos y otras entidades) han estado -y están- cobrando unas cantidades tan escandalosas, tan impúdicas, tan inmorales, que los gastos con sus tarjetas de empresa -de oro y de platino- resultan a su lado calderilla.
Sin embargo, es por esta “calderilla” por las que se les ha pillado. Me recuerdan al caso Al Capone, el famoso gánster estadounidense de los años 20 del siglo pasado, que fue detenido en 1931 ¡por evasión de impuestos, siendo la figura del crimen más importante de Chicago!
Este es el país, el mundo “civilizado” que tenemos, en que unos cuantos amasan fortunas sin cuento, en tanto una gran mayoría vive al borde quebranto y muchos de ellos hundidos en la extrema necesidad.

Unos cuantos, tan miserables, tan ruines, que en su voracidad no se contentan con lo muchísimo que tienen sino que quieren más y más al precio que sea y a costa de quien sea. Y, en tanto, van por la vida dando lecciones de moral, de laboriosidad, de necesarios ajustes en los que siempre se les rapiña empleo (apretando más y más la tuerca de la precariedad) y remuneraciones (haciendo ya de los “mileuristas” unos privilegiados) a la inmensa masa de trabajadores, que se debaten cada día en la angustia por lograr una mínima sobrevivencia social, familiar y laboral.

jueves, 23 de octubre de 2014

LA ESPLÉNDIDA GRANDEZA DEL FORTE DA GRAÇA, EN ELVAS
Moisés Cayetano Rosado
Al estar Elvas enclavada en la entrada más expedita de Portugal, y en la línea directa Madrid-Lisboa, ha tenido que fortalecerse y reforzarse a lo largo de la historia como si fuera un inmenso cangrejo, lleno de defensas y endurecido su caparazón.
En la Edad Moderna -pasados los tiempos de avance contra los musulmanes, en línea de confrontación norte-sur-, llegan las hostilidades con “el vecino de al lado”, España, con lo que la amenaza viene del este para el oeste, con centro estratégico en Elvas.
Así, aparte de sus triples murallas medievales, sobresale en ella su fortificación abaluartada de mediados del siglo XVII, completada con el Forte de Santa Luzia, como escudo ante Badajoz.
Pero ya en la Guerra de Restauração (1640-1668) se vio que hacia el norte, en la elevación de mayor altitud -monte da Graça- hacía falta una defensa que impidiera la ocupación enemiga: a tiro de cañón quedaba el castillo medieval y la población en general. Su ocupación ya le ocasionó graves trastornos en el Cerco de 1658-59, y especialmente volvería a servir para una acción gravosa durante la Guerra de los Siete Años, en 1762.
De ahí que, bajo el reinado de D. José I, su primer ministro -el Marqués de Pombal- decidiera encargar el proyecto de construcción de un fuerte al Conde de Lippe, reorganizador del Ejército portugués.
Las obras se iniciaron en julio de 1763, bajo la dirección primero del ingeniero francés Étienne e inmediatamente después por el coronel Guilherme Luís António de Valleré, estando operativo en 1792, si bien obras adicionales se prolongaron a lo largo de treinta años. Trabajaron allí 6.000 hombres, sirviéndose de 4.000 animales.
Resistió los cercos de la Guerra de las Naranjas (1801) y de las Guerras Napoleónicas, en las que destacó el bombardeo sin ocupación de las tropas del general Soult en 1811. Posteriormente sería desactivado como maquinaria defensiva, pasando a ser en el siglo XX, y especialmente durante la dictadura de Salazar, prisión militar. Instaurada la democracia, tras la Revolução dos Cravos, queda sin uso, aunque con vigilancia del Ejército, que en los últimos años, a medida que se desmantelaban los cuarteles de Elvas, se relajó, pasando al abandono.
Actualmente, por fortuna, y por una tenaz insistencia de la Câmara Municipal de Elvas, está en proyecto de rehabilitación, que se debe culminar en septiembre de 2015. Las obras de recuperación y adaptación tienen un presupuesto de casi cinco millones de euros, y una vez terminadas permitirán a la Câmara destinar sus instalaciones para actividades culturales, musealización (Centro Interpretativo del Fuerte y Centro de Arquitectura y Estrategia Militar), así como otras infraestructuras relacionadas con el patrimonio. Con ello, la inversión se elevará en total a 7’5 millones de euros.
Así, lo que hoy ya -a pesar de las heridas del tiempo, el abandono y el incivismo y rapiña de algunos- es en sí un monumento portentoso y el más impresionante de los fuertes de la Península ibérica, se convertirá en una joya de primer nivel en todo el mundo por lo que a fuertes abaluartados se refiere.
En la Raia/Raya, solamente el de la Concepción -también de mediados del siglo XVIII, aunque comenzado 30 años antes-, de la provincia de Salamanca, se le aproxima en grandiosidad, si bien éste último sufrió irreversibles voladuras en 1810 -ordenadas por el general inglés Crawford, en su retirada ante el avance del general francés Masséna-, que destruyeron en gran parte sus baluartes y revellines.
El Forte da Graça -o también llamado “de Lippe”- es de planta cuadrangular, con 150 metros de lado, cuatro baluartes pentagonarles muy pronunciados y cuatro revellines protegiendo las respectivas cortinas. Tiene doble puerta monumental y tres poternas, así como amplio y profundo foso, caminos cubiertos espaciosos y pronunciados glacis terraplenados en forma de estrella de ángulos destacadamente elevados.
Al medio posee un gran reducto elevado, de planta circular, con cisterna, dependencias de servicios y capilla en sus plantas inferiores y Casa del Gobernador en las dos superiores, más terraza, hasta completar seis plantas. En las esquinas de los baluartes existe un amplio complejo de estancias-viviendas y adosados a las cortinas inmensos pabellones corridos para estancia de la guarnición. Se añade a esta estructura cuadrangular un hornabeque con revellín y poterna hacia el norte, y al igual que todo el conjunto un foso seco extraordinariamente profundo; al exterior, varias líneas de “covas de lobo” (pozos de un par de metros de profundidad por otro tanto de diámetro, con estacas puntiagudas en el interior, disimuladas por fuera, tapándose con ramaje), completan la defensa.
Caminar desde la base del monte, por el antiguo camino sinuoso aún en uso, deambular por sus paseos de ronda, bajar a los fosos, subir a la terraza de la Casa del Gobernador, acercarse al hornabeque y pasar a las “covas de lobo”, es toda una experiencia inolvidable. Y desde el interior, “encontrar” el pasadizo con pronunciadas escaleras que conduce al exterior del recinto, por donde se accedía a manantiales de agua, resulta siempre tentador.
Ahora, con el inicio de la rehabilitación, el paso está oficialmente prohibido (aunque siempre hay alguien que todavía se aventura, por los diversos accesos abiertos), pero una vez que esté en uso, podremos gozar de uno de los “Tesoros de la Raya” más destacados por su valor histórico, artístico y monumental.

miércoles, 22 de octubre de 2014

COMER VIENDO EL FORTE DA GRAÇA, 
DE ELVAS
Siguiendo el "rastro" del Acueducto de Amoreira, en Elvas, llegamos a Calçadinha, a menos de 5 kilómetros, y casi siempre acompañados en la carretera por las arcadas, que van disminuyendo de altura, desde la monumentalidad de Elvas a lo discreto de Calçadinha.
Y antes de entrar en esta última población, a la izquierda, al borde de la carretera, un restaurante alentejano que merece una parada: "São José": ¡Buena açorda alentejana, o borrego assado, o doce São José! Habrá que volver por su sopa de cachola o de cação, por su arroz de marisco, por sus migas alentejanas... Y desde el ventanal, ¡qué buena vista hacia el Forte da Graça! Espléndida atención y precio económico, además.
Y es que en nuestro espacio raiano/rayano abundan los restaurantes sencillos, de comida tradicional, familiares, con buen servicio y sabores que casi se nos van olvidando, en los que el recurso a las hierbas aromáticas es una constante.
¡Ah!, esta Raia/Raya luso-española, tan llena de secretos a voces, incomparables en su valor humano, artístico, gastronómico, sentimental...
Moisés Cayetano Rosado

viernes, 17 de octubre de 2014

OLOR A AZUFAIFAS
Tras unos comentarios en el Grupo de facebook “No eres de La Roca si…”
El olor.
Aquel olor indefinible de las azufaifas.
El tiempo infinito de la huerta.
El señor Rafael que nos traía
-en su cesta de mimbre-,
los frutos codiciados,
la suave turgencia que cuando maduraba
se nos vencía en la mano como un pájaro muerto.

Y su verdor carnoso,
recubierto de un rojo abrillantado,
con el paso del tiempo iba pasando
a frágil consistencia de canela,
perdiendo su prestancia
como un bandoneón que se desinfla.

Y el sabor.
Ese sabor que recuerdo como si fuese ahora,
que me viene del tiempo, del paso de los siglos,
cuando vuelvo en otoño a su presencia.

Todo perfume.
Todo, sí, añoranza perfumada
de mi pueblo pequeño y vaciado
de los que fuimos niños por entonces
y andamos derramados por el mundo.

MOISÉS CAYETANO ROSADO

miércoles, 15 de octubre de 2014

HIJOS DE LA DEHESA, NIETOS DE LA PAMPA

Autores: Varios. Coordinadores, Francisco Antonio Perna Paniagua y Máximo Durán Abad.
Edita: Editora Regional de Extremadura. Mérida, 2014. 159 páginas.

Argentina fue una “tierra de promisión” para gran número de italianos, españoles… que entre mediados del siglo XIX y primeros años del siglo XX accedieron a ella de forma masiva, con la esperanza de un futuro mejor que el que les aguardaba en una Europa sumida en la miseria. La industrialización y el maquinismo habían llevado en Occidente a un ahorro de mano de obra no solo en el sector secundario sino también en el primario, al tiempo que el despertar productivo de los países emergentes del Cono Sur americano necesitaba “nueva sabia” para poblar y brazos jóvenes para trabajar.
En un ensayo presentado en el IX Congreso Internacional de Historia de América -celebrado en Badajoz, en 2001-, mi hijo Moisés Cayetano Rodríguez estudió esa emigración, que entre 1857 y 1915 ascendía a más de 1.500.000 españoles, algo que únicamente el estallido de la I Guerra Mundial y las crisis consecuentes consiguen mitigar (ver estudio completo en el Documento 39 del siguiente enlace: http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/p/paginaprueba.html).
De las causas y avatares de este fenómeno migratorio hay abundante documentación bibliográfica, hemerográfica y literaria, siendo el novelista extremeño Felipe Trigo quien lo ha tratado con profusión y maestría en diversas obras, especialmente en la más conocida de ellas: “Jarrapellejos” (véase también en el Documento 25 del enlace anterior mi estudio sobre “La emigración en la obra de Felipe Trigo”).
Como nieto de emigrantes a Argentina e hijo de nacido allá y vuelto con sus padres a Extremadura (quedando gran parte de su familia en la Pampa), resulta para mí un tema especialmente emotivo (ver http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2012/03/retorno-desde-la-emigraciontransoceanic.html). Lo es todo lo que a la emigración en general se refiere para cualquier extremeño, pues en el pasado siglo perdimos por esa vía más del 40% de nuestra población regional, lo que hace raro que alguien no tenga diversos amigos, familiares, conocidos, en diversos lugares de recepción migratoria.
Por eso, encontrarnos con el libro “Hijos de la Dehesa, nietos de la Pampa. Relatos de la emigración extremeño-argentina”, nos ofrece el valor añadido de lo emotivo, lo cercano, al tiempo que el testimonio histórico de primera mano que suponen las “historias de vida”, que contiene.
Francisco Antonio Perna Paniagua -nacido en Rosario (Argentina), de madres y abuelos maternos extremeños, socio fundador y primer presidente del Centro Extremeño de Rosario- y Máximo Durán Abad -hijo de extremeño y gallega, de abuelo materno nacido en Argentina, periodista que trabaja en el Gabinete de Prensa de la Junta de Extremadura-, han sido los encargados de la coordinación de esta edición de la Editora Regional, en que se nos muestran veintiocho relatos mayoritariamente autobiográficos, donde los protagonistas de la emigración y sus descendientes documentan desde la sencillez, el rigor y la nostalgia aquello que fue nuestra odisea de principios de siglo XX y también el rescoldo de otra posterior, tras la Guerra Civil española, antes de que se abriera el torrente migratorio hacia Europa Occidental en los años sesenta.
En las narraciones de sus protagonistas está lo esencial de lo que supuso aquel éxodo difícil, doloroso, desgarrador e inevitable para unas gentes sin perspectivas de futuro en origen, que buscaban para ellos y especialmente para sus hijos un porvenir menos oscuro que aquel que entreveían en su tierra.
Desde la consecución de los permisos oficiales para realizar el viaje y la acomodación en Argentina hasta la situación actual, van pasando por nuestros ojos, a través de las páginas del libro, todo el latir humano que llevó consigo: el efecto “llamada” de parientes, amigos, conocidos ya instalados; la venta de sus humildes posesiones o el endeudamiento para reunir la suma del pasaje; la difícil, convulsa travesía de alrededor de un mes en incómodos barcos, muchas veces inseguros; el trabajo durísimo en el campo argentino -principal destino de los emigrantes- o en servicios urbanos, mal remunerados, inestables, temporales, de mucha menos rentabilidad que la soñada; la nostalgia de la familia, los amigos, que quedaron en sus pueblos; la tierra de nacimiento que se lleva siempre en el recuerdo…
Con todo, va surgiendo el consuelo de las asociaciones que se hicieron para combatir la nostalgia y facilitar la ayuda mutua (en este aspecto los gallegos fundaron algunas potentísimas y de enorme influencia política y social). En los dos últimos capítulos nos ofrecen el ejemplo de las creadas formalmente en estos últimos años, específicamente regionales: Centros Extremeños de Rosario y Santa Fe.
El libro va enriquecido con fotos de Extremadura y Argentina, así como los protagonistas de las historias narradas, junto a algunos documentos personales, recorriendo las diversas etapas del proceso: despedidas, embarques, pueblos y personajes en puntos de origen y de recepción a lo largo de todo el siglo XX.
Una joya, en fin, para conocer el latido humano de lo que aquella emigración supuso para los que se vieron envueltos en la misma. Un testimonio de primera mano contado con realismo, sin ocultar lo que el movimiento migratorio ultramarino tuvo de dificultoso, y en el que algunos, sí, triunfaron e incluso lograron un desenvolvimiento económico fantástico, pero en el que una gran mayoría logró apenas algo más que sobrevivir, con tantas e incluso más dificultades que en la tierra que les vio marchar. Porque la emigración, especialmente la ultramarina, está llena de sueños, mas también de desencantos; de latir humano y de sobrevivencia; de desgarros, aunque igualmente de recomposiciones, y al final -como se dice con frecuencia en estos testimonios-, los emigrantes y sus directos descendientes han ido viendo crecer dos patrias en el interior de sus corazones, a las que quieren vivamente: España y Argentina.
Hoy tienen el alivio de la facilidad de las comunicaciones: tanto directas -unas horas de avión y no un mes de penalidades en el barco-, como indirectas -las facilidades de las videoconferencias, los móviles, internet, etc.- y no aquellas cartas que entre el ir y volver llevaban dos meses de espera, o las carísimas y demoradas conferencias telefónicas; también la acción institucional de Extremadura, que recuperó la conexión y colaboración a través del Consejo de Comunidades Extremeñas. A los “hijos de la dehesa” les queda ese consuelo en los últimos años de su vida, y a los “nietos de la Pampa”, este lazo de unión que siguen cultivando y ojalá se lo transmitan a sus descendientes, para que no perdamos el hermanamiento que a todos enriquece y engrandece.

MOISÉS CAYETANO ROSADO

sábado, 11 de octubre de 2014

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL PADRE DAMIÁN Y SU ENFRENTAMIENTO CON LO INCURABLE


Moisés Cayetano Rosado

¿Cuántas veces habré visto de pequeño la película “Molokai”, con aquél épico Padre Damián, que a todos nos emocionaba? Hoy,  11 de octubre se conmemora el quinto aniversario de la canonización del misionero belga, que se entregó al cuidado de los más apestados del Planeta en su tiempo: los leprosos.
Cuando llegó el 10 de mayo de 1873 a la “colonia de la muerte”, en la Isla de Molokai, el obispo Louis Maigret -vicario apostólico- lo presentó a los colonos como "uno que será un padre para ustedes, y que los ama de tal manera que no tiene vacilaciones en volverse uno de ustedes; vivir y morir con ustedes".
¿A qué podría deberse esa actitud del Padre Damián?: Vivir y morir en medio de la enfermedad incurable, como uno más, sin recurrir a las repatriaciones o al trato desigual. Pienso que a tres factores. A saber:
Uno: que no se le pasaría por la cabeza, una vez infectado, tener privilegios en medio de los demás desgraciados, permitiendo que a él trataran de salvarlo, llevándoselo de allí, en tanto los demás quedaban abandonados a su mísera suerte. Cuestión literal, por tanto, de solidaridad, caridad, amor cristianos.
Segundo: que se había tomado completamente en serio la frase atribuida por Mateo a Jesucristo: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?”. O sea, confiaba en la voluntad divina, en los designios del Señor en quien creía, pues “no se mueve ni la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios”. Cuestión, por tanto, de fe cristiana.
Tercero: que estaba convencido de que vivimos “en este valle de lágrimas” -como indica la Salve- preparándonos para, “después de este destierro”, “alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo”, o sea la “Gloria”, el “Cielo”. Por ello, dejar la vida no era sino un premio, la comunión eterna con Dios. Cuestión, por tanto, de esperanza y recompensa cristianas.
Es decir, el Padre Damián estaba “adornado” por las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Flojear en ellas -en la mentalidad del misionero que era, del ejecutor de una misión cristiana- es producto de la debilidad humana, y -como consecuencia- una carga social que se transfiere a los demás, de lo que en la actualidad conocemos y sufrimos patentes consecuencias.

P.D.- Eso sí, el DIOS de hoy parecen ser las poderosas industrias farmacéuticas, que ¡a saber cómo crean, destruyen y reconstituyen, “solidarizándose caritativamente” con quien puede pagar, instándonos a “tener esperanza en su búsqueda de soluciones oportunas” y “devolviéndonos la fe con su poder”. En fin, las nuevas “virtudes teologales” de un Dios de la Salud que TODO (en el amplio sentido de la palabra “todo”) lo controla.

jueves, 9 de octubre de 2014

UN PASEO POR LISBOA
Moisés Cayetano Rosado
Si tuviera que escoger lugares en Lisboa para hacer una visita rápida, de un día, me vería en un apuro indescriptible. Iba a ser necesario levantarme muy temprano y acostarme con la noche vencida para dar un mínimo vistazo a lo que luego tendría que dedicar varias jornadas y ampliar a unos cuantos lugares no menos atrayentes.
Pero de momento la Baixa pombalina sería un punto de partida. Recorrer, abriendo el día, la Rua Augusta, hasta la Praça do Comercio (Terreiro do Paço), por la que  asomarme al Estuario do Tejo. Contemplar desde allí la arquitectura racionalista de la plaza (con la impresionante estatua de D. José I al medio) y las calles en cuadrícula de la Baixa, con sus “cerros guardianes” a ambos lados; el Chiado hacia el oeste y Alfama al este, a donde iría de inmediato, antes de que lo invadan multitudes de turista, como ocurre cada día.
Hay que subir, callejeando, hasta el Castelo de São Jorge. Contemplar desde lo alto el espectáculo de los puentes sobre el Tejo: el 25 de Abril, con su soberbia altura, y el Vasco de Gama, interminable, e igualmente magnífico. Admirar el derrame del caserío por todas las colinas; los tejados brillantes -encendidos de rojo-, las fachadas blancas, las muchas plazoletas, monumentales cúpulas. El trajinar de los barcos y barcazas en el encuentro del río con el mar.
Bajar después, tranquilamente, degustando rincones, plazuelas, azulejerías en las esquinas, ruas y ruelinhas quebradas de la Alfama, hasta el Panteón Nacional, barroco edificio cupulado donde se custodian las tumbas de presidentes y grandes personalidades portuguesas, y desde cuya terraza volveremos a disfrutar de las vistas irrepetibles de Lisboa.
Es gratificante coger desde sus cercanías el Eléctrico 28, ese tranvía emblemático, pequeñito, centenario, que no para de subir y bajar por toda esta intrincada orografía ribereña. Al llegar a la Sé-Catedral es conveniente bajar para una visita a esta joya gótica fortificada, cuyo claustro guarda importantes vestigios arqueológicos en su patio, desde la Edad del Hierro a la ocupación cristiana, pasando por romanos, visigodo, musulmanes.
Tras la visita (y comida en los pequeños restaurantes de sus alrededores, donde el olor de sardinas y bacalao asados resulta seductor), podemos volver a tomar el tranvía para ir -estuario adelante- hasta el Monasterio de los Jerónimos, la gran joya manuelina, Patrimonio de la Humanidad, calificación que también posee la cercana Torre de Belén, emblemático monumento artillado de principios del siglo XVI, obra igualmente manuelina, del arquitecto portugués Francisco de Arruda, uno de los constructores más universales de Portugal.
No sé si a uno le quedan fuerzas para más, tras una jornada tan apretada, recorriendo la historia, el arte, el patrimonio de la zona “fluvial” de Lisboa. Pero si fuera posible, merecería subir hacia Campo Pequeño, dejando atrás la monumental Praça do Marqués de Pombal (con su estatua imponente subida a pedestal de 40 metros de altura, repleta de figuras alegóricas), desde donde la Avenida da Liberdade lleva a la Baixa en que empezamos el recorrido.
Desde Campo Pequeño -cuya Plaza de Toros tiene en la planta subterránea múltiples restaurantes, tiendas de todo tipo, multicines…- hasta la Praça de Espanha hay un agradable recorrido urbano y al borde de ésta última tenemos la Fundação Calouste Gulbenkian. La Fundación posee un agradable y extenso jardín, y especialmente colecciones de arte incomparables: del Antiguo Egipto, cerámicas orientales, vidrios sirios, mobiliario francés, monedas griegas, medallas italianas, numerosas obras pictóricas (destacando los impresionistas)…

No es posible estirar el tiempo más pero hay que apuntar para otro día el Museu do Azulejo y el Monasterio de S. Vicente de Fora (al este y oeste respectivamente del Panteón); el Museu de Arte Antiga (entre la Praça do Comercio y la base -cerca del río- del Ponte 25 de Abril); la Basílica da Estrela, un poco más arriba; el Palácio da Fronteira y el Jadim Zoológico, al noroeste… ¡sin olvidar, claro, el tomar un café en A Brasileira, del Chiado -donde lo hacía Fernando Pessoa-, tras visitar las ruinas del Convento do Carmo y recorrer algunas de las múltiples iglesias y librerías de viejo de la zona!

miércoles, 8 de octubre de 2014

TRES REVISTAS EN LA RAIA/RAYA
Moisés Cayetano Rosado
Afortunadamente son muchas, muchas más las revistas de estudio, ensayo e investigación que se publican en la Raya/Raia hispano-portuguesa, pero quiero traer aquí, en este momento a tres de ellas, que me son especialmente cercanas.
La decana es la Revista de Estudios Extremeños, fundada por el Centro de Estudios de la Diputación Provincial de Badajoz en 1927 y que desde entonces se publica ininterrumpidamente, con tres números anuales. Cada uno comenzó con unas 150 páginas, pero en la actualidad suelen rondar las 600.
Tuve el honor y la satisfacción de ser durante 8 años director de la misma (de 2004 a 2011 en que decliné seguir, por el cúmulo de tareas que me he ido echando encima), y en la actualidad sigo siendo miembro del Consejo de Redacción. Mis tareas en ella son fundamentalmente informar sobre trabajos de índole transfronteriza, incentivar publicaciones sobre la Raya/Raia, reseñar y comentar  publicaciones relacionadas con nuestro entorno.
El cúmulo de artículos de extraordinaria calidad que nos llega es tan grande que a veces angustia ver cómo se apilan, y cómo hay que seguir aumentando páginas (e incluso sacar números extraordinarios para darle salida). Es gratificante el empeño de tantos investigadores que, sin ánimo de lucro, dedican cientos de horas a una tarea hermosa, aunque poco reconocida todavía en nuestra sociedad.
La revista O PELOURINHO nació en 1994 como un ligero Boletín de Relaciones Transfronterizas -bajo el patrocinio y edición de la Imprenta de la Diputación de Badajoz-, de apenas 28 o 30 páginas por entrega, transformándose en 2001 en revista-libro, que en la actualidad sale a la luz con casi 200 páginas por número. La periodicidad es anual, aunque algunos años no se ha publicado, si bien se han imprimido diversos monográficos como servicio anexo, bajo la misma marca de O Pelourinho.
Comenzó tratando temas variados de actualidad en las relaciones culturales, históricas, patrimoniales, sociales, turísticas, etc. de la Raia/Raya, para ir decantándose finalmente por los estudios socio-históricos, y en los cuatro últimos números por la investigación y divulgación del patrimonio histórico-monumental y artístico de la frontera.
O Pelorinho siempre ha estado bajo mi responsabilidad como director, si bien he contado con un eficaz y nutrido grupo de colaboradores del espacio transfronterizo, cada vez más amplio y entusiasmado en el proyecto.
“Del otro lado de la Raia/Raya” quiero destacar la Revista Callipole, creada en 1993, y que lleva editados 18 números, también en formato libro, de edición anual (salvo alguna ausencia compensada en el “grosor” del número siguiente), superando siempre las 300 páginas.
Editada por la Câmara Municipal de Vila Viçosa, se trata de una publicación ambiciosa que supera el ámbito local e incluso regional alentejano para dedicar también amplio espacio a lo transfronterizo. Como las anteriores, publica los ensayos e investigaciones (de temática histórica, patrimonial, museología, creación literaria, etc.) en el idioma de los colaboradores, fundamentalmente portugueses, pero también españoles, entre los que tienen la amabilidad de contar con mis trabajos.
En estos días, he sido convidado a formar parte de su Consejo de Redacción, lo que constituye para mí la doble satisfacción de implicarme más en una publicación tan querida desde hace muchos años, y de “redondear” el poder influir en extender los estudios transfronterizos a este ámbito específico portugués. Si la Revista de Estudios Extremeños recoge esencialmente cuestiones de la Extremadura española y O Pelourinho es totalmente transfronteriza, Callipole se desenvuelve en cuestiones locales y alentejanas, abiertas a lo rayano, que espero se intensifiquen.

En éste, y en todos los sentidos de las anteriores reflexiones, va mi invitación a seguir recibiendo sugerencias y ayudas de todos los interesados, que contribuirán a enriquecer mi aportación y el éxito de la triple empresa.

miércoles, 1 de octubre de 2014

ESTO “TÓ” ES MENTIRA
Moisés Cayetano Rosado
Cuando fui concejal en el Ayuntamiento de Badajoz, había otro compañero que -tanto en Pleno como en Comisiones-, al analizar algún asunto oscuro, lleno de recovecos dialécticos y legales, decía: “Esto ‘tó’ es mentira”. Lo tenía muy claro: los que estaban al mando del gobierno municipal trataban de “liarnos” con argumentos disparatados para hacernos comulgar con ruedas de molino. Pero como tenían absoluta mayoría, pues hacían lo que bien en gana les venía.
Algo parecido ocurre ahora (ocurre casi siempre). Los gobernantes estatales, autonómicos y muchos locales, están empeñados en convencernos de que vamos remontando la crisis. De que lo peor ya hace tiempo que pasó y nadamos en aguas claras, de playas ensoñadas, paradisíacas, donde todo son ramilletes de flores de colores y chapuzones calentitos.
Que si crece imparablemente el empleo, que si los sueldos van subiendo para arriba, que si el endeudamiento quedará pronto como cosa del pasado… Y eso, Rajoy se va a traer a chinos potentados para que inviertan en el sector de la construcción y los juegos de azar. O sea, otra vez el ladrillo, no para darnos ladrillazos, sino para ponernos un piso, un local comercial, un apartamento en la playa, una plaza de hotel, alguna fábrica, un casino… en nuestra vida.
Eso sí, ahora no es fácil engañar a los chinos como a chinos y piden mayor facilidad en el acceso al crédito, intereses de préstamos varios puntos más bajos, liberación de suelos, abaratamiento de las bolsas del mismo en manos de la banca, flexibilización en las contrataciones… O sea, que han descubierto lo que Aznar inventó, aquello de que España iba bien e hizo todo el campo urbanizable y todo contrato revisable.

Yo, como pesimista más por viejo que por sabio, me agarro a la sentencia de mi antiguo compañero concejal y digo lo que él decía cuando las cosas le sonaban a camelo: “Esto ‘tó’ es mentira”. ¡A ver si los jodidos están sintiendo que ruge la marabunta electoral y quieren sacarnos la papeleta del bolsillo para que se la demos en este tocomocho que me suena a periódicamente repetido!